lunes, 24 de octubre de 2011

EL SEGUNDO SEXO

Es un hecho poco discutible que a los escritores les gusta leer. Yo no creo que sea una cuestión genérica, creo que depende del que escribe. A esta altura no se si considerarme escritora, pero si puedo afirmar que todavía sigo comprando libros y sigo sin leerlos. Los acumulo uno al lado del otro en mi biblioteca blanca ya abarrotada de tratados de Derecho que voy pensando en vender para comprarme cosas de un interés más actual para mi. Me regalan libros y los pongo cerca de mi cabeza, junta a las fotos viejas y al cargador de mi celular, esperanzados con que nuestro amorío dure más que las primeras 16 páginas y luego pase a llenarse de polvo abajo de la tele, junto a los apuntes de UBA XXI y Derechos reales. Mi libro sobre Simone de Beauvoir y Sartre terminó su vida útil, creo. Lo pedí especificamente para el día del niño porque fue el existencialismo mi santo grial en la filosofia, mi piedra fundante, mi mayor anhelo a desentrañar. Pero ya lo estoy dejando, por un simple hecho. Me hace mal. Hace un tiempo me hizo mal Tokio Blues pero junté coraje y lo terminé. La idea de perder la cabeza con tanta facilidad escuchando The Beatles no le hace bien a nadie, menos a un neurótico. Pero con S. Y S. me molestó desde un lado distinto. Me molesto desde el lado de la cruda realidad, de darme cuenta de la relación poco comprometida que tenían entre ello, cuando ellos juraban lo contrario. No importa cuánto tiempo estés con alguien, importa la calidad de tiempo que sea. Terminé con ellos. Fui a un amigo de siempre, al que siempre vuelvo cuando creo que me lo estoy por olvidar, a la levedad del ser. Pero esta noche terminó decepcionandome igual. Por más que es una fuente incansable de frases y conceptos excepcionales, y de que cumple mi regla absoluta con los libros "un poco de novela para avivar la teoría", cayó en el mismo lugar que Simone: cayó en el lugar de una mujer depresiva, de una mujer conformista, de una mujer resignada. No creo que Simone y Teresa sean el mismo tipo de conformista, de hecho una jamás lo reconoce y la otra es muy consciente de ello. El problema es que ninguna de las dos pelea contra el problema.. "el amor es el deseo de encontrar a la mitad perdida de nosotros mismos" dice El Banquete de Platón. Bueno, ella se resignen a lo que les tocó, de una u otra manera les toco.Una lo hace equivocadamente, otra lo hace por indefensa.Y esas no son mujeres con las que yo quiero pasar la noche.Nono, tendría que haberme quedado con el de Patty Smith o seguir viendo Kill Bill, ahi se pelea por lo que se quiere, ahi el amor es un estado de consciencia pura, para llegar siempre a un lugar mejor.

jueves, 13 de octubre de 2011

OD LO AHAVTI DAI

No son los puntos en común lo que mantiene a una pareja unida. Es tener las diferencias pero con la cintura para entender lo que el otro quiere, lo que lo logra.