jueves, 16 de diciembre de 2010

EL DELOREAN

Hoy me levanté medio enojada. No se por qué. Seguro quería seguir durmiendo. En el sueño, El Bueno quebraba y Nico Grosman me llamaba para que lo vaya a buscar. Ibamos con Guido, pero pasabamos a saludar antes a John, a Yoko, y a su bebe oriental. También venía Thiago (residuo auditivo de un despertador que no quería reconocer), Juanita Viale y Gaudio, su marido, que se llevaban bárbaro juntos.
Mi día empezó enervada por que no todo el mundo piensa como yo, mucho menos actúa como yo quisiera que actuen. No se les puede obligar pero tampoco pueden pedir que toleremos todo el tiempo. Estaba dura, y eso que no tenía nada malo que hacer en el día. Antes de salir, presentí que no iba a haber mucho trabajo, pero aún así no me llevé ni el libro ni la revista. Al llegar a la oficina y ver que estaba sola, me castigué por no hacerlo. Igual estaba la música.
Al rato las cosas se dieron vuelta. Me demostraron que si bien no todos pensamos igual, y no todos actuamos igual, es todo una cuestión de tiempo. Tiempo. Darle tiempo al otro para que actue, los ansiosos como yo nunca le damos tiempo a las cosas (a eso nos dedicamos, eso es ansiedad). Haciendo eso, siempre vamos a salir perjudicados y decepcionados, SI NO DEJAMOS SER. Pero si solo le damos un ratito de tiempo, entendemos que no todos corremos a la misma velocidad, la vida nos va a premiar con demostraciones, y por que no, con recompensas.
Me tomé el almuerzo con calma, quería relajarla. Me fui al unicenter, me clavé un burrito y me hice las manos. Mandé mensajes a los licenciados del día y mi jornada siguió reprogramándose.
Al llegar a la oficina, Laura había ocupado su computadora, la música se había terminado.
Decidí no meredithear (del nombre propio Meredith Grey: comparte vínculo con el jefe y tiene privilegios varios). Trabajé, y se sintió bien. Volví a mi casa sin apretar los dientes, al contrario, mostrándolos a viva voz, sonriendo. Con mis ray-bans nuevos, con un plan a medianoche, con una tarde culminando en la terraza con los libros, y con una consciencia tranquila, de que si bien no todos pensamos igual, vivir de a muchos es tener muchos tiempos coexistiendo a la vez. Y eso significa estar juntos.

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