lunes, 27 de diciembre de 2010

LA REPUBLICA DE LOS PIBES

La Republica es un lugar soñado. Es un lugar donde podés ser vos mismo. En la República no se juzga, pero sí se comenta. Esa es su función, su idea matriz.Hubo una época en que eran desconocidos, caras nuevas, caras turbias. Ir a la facultad en Junio y que ellos todavía no hayan terminado el póquer de la noche anterior, era algo que yo no conocía.En la República no hay horarios, no hay apuros, jamás hay apuro. Siempre se puede faltar a algo, la fisura, el barrilete no dependen del plan de afuera, dependen de la calidez de adentro. Después se mudaron al balcón, parecería que se alejaban, que no me querían dejar estar. Al contrario, me abrieron sus brazos cuando yo más sola me sentía. Primero me aproveché de su estadía continua, después no los quise dejar más. Al tiempo fueron hermanos, amigos, que llamaban y no preguntaban sólo por uno, preguntaban por lo dos Fusker.Mis noches dejaron de ser las mismas, aún cuando era día de semana, eran y son mi compañia que siempre cae cuando más se los requiere.Inventaron un idioma distinto, el idioma de la República.Siempre se abre la puerta con una sonrisa, a veces ligo un piropo. Hubo un momento que sin ellos no quería estar, no podía estar, mutaron, y nos fraccionamos. Pero, con algunos retoques, volvimos. Por que siempre se vuelve a casa.
Siempre hay tiempo para coca light y pucho. Para flores y anúcdotas repetidas. Para Ipod enchufado a la tele y Los Redondos, siempre una guitarra. Me educaron musicalmente, sin duda son el rock en mi.
Siempre hay lugar para uno o diez más de ellos. En las cenas. En las tardes. En los cumpleaños.
Siempre hay lugar para la República.

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