lunes, 4 de octubre de 2010

EL CAMINO Y LA CORTADA

Después de una extensa charla con mi hermana la Dotora ayer, mientras deglutiamos una torta de chocolinas y Mar odiaba estar despierta, decidimos que yo , debido a mi condición física y a lo que queria de la gimnasia, debía ir a caminar. Caminar.NO correr. Es un camino de ida a la celulitis sino.
Hoy volví a casa convencida. Cuando entré por la puerta me desconvencí al toque.
¿Para qué? pensaba..Si total Oct..
NO
Nada, salís o salís me dijo una voz desde adentro. Soy tan mandona cuando me hablo a mi misma.
Asique me vestí, pusé una canción "de salir" que me levante bien y me fui.Pensé en llevarme los puchos, para que negarlo, pero me abstuve.
El olor a pasto es tan revitalizador para mi.Tan pero tan.Me penetra por la nariz y me llena el alma.Suena hippie, pero es asi.
Empecé a dar la vuelta con la idea de ver si las endorfinas en realidad te alegran, en realidad te levantan. Es cierto, muy muy cierto. Los pensamientos recurrentes se caían en el tobogán de mi oreja y terminaban en el piso, yaciendo ahí esperando que la señora gorda que viene atrás vestida de naranja fluor los pise.
Yo los dejé, por lo menos por un par de kilometros.
Hay hombres. Trato de no mirar pero me es imposible, todos huelen a desodorante, es difícil.
Hacer ejercicio es lo más terapeútico que existe después del cigarrillo y la ducha.Ah la terapia, también es terapeútico.
Terminé contenta y pegajoza. Feliz, que duren las endorfinas en mi.Las piernas me pican, dicen que es algo bueno, que la sangre se esta moviendo por tus piernas, me da nauseas la idea. Rascarme mientras caminaba no era una opción, me pasaban por encima. No se si es más complicado camnar por esas sendas marcadas o manejar en la autopista.
Es gratificante hacer esas vueltas, lo que no lo es, es que siempre viene alguien atrás y nunca te podes sacar la bombacha de la cola.

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