Si bien trato todos los días, y se que es por una cuestión de paz mental, me resulta muy incómodo tener a alguien cerca y no charlarle, aunque a veces no tenga ganas de hablar.
Me pasa en la peluquería. Qué lugar bizarro la peluquería. Hay una fauna rarísima, hay cosas de todo tipo.Y todo esto que tengo para decir no es discriminación, ni racismo, ni creerme más que nadie.Es solamente, lo que veo yo.
Esta la recepcionista, que pocas veces aparenta tener todas las luces. Suele equivocarse con los turnos y recibe varios gritos de sus superiores.
Esta la manicura. Esa es un tema. La tenés muy cerca, tiene cosas filosas cerca de tus manos. Yo estoy ahí sentada y pienso: "qué carajo te importa si me quiero matar por que no quiero ser abogada?" Pero después se ve que te tiran un elixir raro, te deben meter algo intravenoso con el cortacutículas, que hay algo de esa mesita baja, y el olor a cutex que te hace desembuchar: "si la verdad que querés que te diga? el chabon me dejo, pero yo no hice nada para frenarlo es así, yo aparte le dije a mi amiga agus, te acordás Agus? que te conté hace un minuto y medio, la medica..". Terminás desembuchando todo, cuando lo único que en un principio querías era ponerte el ipod y NO CHARLAR.
Hay tres clases de peluqueros en mi peluquería.
El que se cree el encargado del local haciéndose el macho, generalmente no tiene una homosexualidad admitida, capaz no es puto, pero se la RE cree.
Esta el peluquero copadísimo que hasta capaz te tira onda.
Esta el RE loca afeminado, que estudia asesoramiento de imagen, que tiene ojos celestes probablemente falsos, fan de Gaga y le cuelga una cruz de plata enorme,mientras siempre que te ve te pregunta: "vos cuantos años tenes?" "24" "ay nena, parecés de 17". Halago o no halago, nunca lo sabremos.
Esa es la vida de la peluquería.
Esa es la fauna de un ecosistema en la vida de una mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario