jueves, 2 de septiembre de 2010

EL TESORO DE LOS INOCENTES

Hoy en el patio de comidas de Norcenter, nos pusimos a comer con Lau, mi compañera, y de la nada me pregunta:
-Vos te querés casar Jenny?
Tarteamudié dos segundos, la pregunta me descolocó..
-Religioso o legal? le contesté, todavía tratando de descifrar por qué a una ricotera de 31 años con más hombres que El Gráfico se le había ocurrido charlar de eso.
Le conté que últimamente me replanteaba todo, que me preguntaba por los hijos, por el amor, por la religión y hasta por el casamiento.Desplegué mi conocimiento jurídico a la hora de nominar las relaciones y la protección para los que vendrán y por si lo peor sucede.
Pero ella no estaba hablando de eso, creo.
Le comenté mi sentimiento constante de cambio, que estoy viendo diferentes las cosas, y que cualquiera en mi lugar, entraría en pánico al ver esta vorágine de cambios a la vez.Que yo no. Una vez más invitaba a los cambios amigablemente a sentarse en el comedor a charlar conmigo, a que no tengan miedo de decir lo que piensan, a ser claritos y que entre todos íbamos a encontrar la mejor opción.
-Es que si te deprimís por algo así, sos una boluda- reza Laura Lopez.
Y tiene razón.Son pocas las veces que paramos el carro y vemos qué tenemos y no de que carecemos.Yo tengo a mi familia, lo tengo a mi hermano, tengo mis amigas que llevamos años creciendo juntas, tengo mi trabajo que sinceramente me gusta, tengo proyectos, lo tengo a Octavio(no se si el verbo es correcto, pero bueno), tengo planes, tengo viajes, tengo mi auto, algún día no muy lejano tendré mi casa propia, tengo una vocación y tengo ganas.Por sobre todas las cosas, tengo ganas. Y también tengo paz, pero eso no es excluyente con lo de las ganas.
-Es así-concluye Lau- no busquemos la Tal Crisis cuando estamos 20 puntos.
Que haya dicho Tal Crisis me emocionó y me dió más ganas de seguir coloreando el dibujito, pero eso sí, con los colores que YO elija.

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