El mudismo.
Pasa pocas veces.
La más recurrente es cuando estás muy borracha y lo próximo a un "me siento mal" es una devolución, asique opto por no hablar. Les pasa a muchos, lo se.
Otra, la más mundana, es cuando no tenes nada para decir.
Pero la más llamativa, por lo menos en mi, es cuando ya no querés decir nada.
Aunque parezca raro tengo veces en las que estoy cansada de mi, ultimamente siempre que hay pensamiento hay voz, y ya no me quiero escuchar.No por mí como ser pensante de algo en particular, no hay ningun mensaje filosófico en todo esto.No es"no me quiero escuchar", es no me quiero escuchar.
La cabeza sigue funcionando, pero la voz está de más.Es innecesaria.Es sobreabundante.
Ambas luces prendidas, la general y la del dymer.La tele prendida, una competencia de atletismo en mudo.Como yo.
Rara, como encendida, dice Adri Varela, sigo en la busqueda de la versión perfecta, aunque no debe existir..
Me siento un poco la protagonista de Los mareados, y a veces me siento o quiero ser Malena, la de la pena de bandoneón (escuchen tango amigos, youtube, escúchenla a Adriana).
El libro de Tomás Abraham a mi lado, como hace semanas; lo leo de a poco, sin pausa pero sin prisa, como quiero, se volvio mi nexo con algo que no dudo vendrá conmigo hasta el fin de los días. De los míos al menos. Por que mi hambre no se sació.No que no.Quisiera leerlo por ósmosis pero es algo bastante improbable.
GrooveShark me decepcionó. Me cortó la canción en.. loca reías por no llorar...
No estaría mal ni estar loca, ni reirme, ni llorar..pero por el momento, el mudismo, aún cuando tipeo, garpa.
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